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Volumen 19, Nº2 (2023)

Anticoncepción en adolescentes, la otra mirada.

pradierpradierLabovsky M.1; Oizerovich S.2

1. Médica tocoginecóloga, Miembro de la Comisión directiva de AMADA, Miembro de la comisión directiva de la FIGIJ. Ex presidenta de SAGIJ.
2. Médica tocoginecóloga, Presidenta de REDISSER, Ex presidenta de AMADA Ex presidenta SAGIJ

Resumen

Uno de los principales problemas de salud pública en todo el mundo es el embarazo en la adolescencia, el cual se define como el embarazo que ocurre en niñas de entre 13 y 19 años.

La consulta sobre anticoncepción implica promover una vida sexual sana, satisfactoria y segura, al tiempo que se minimizan los riesgos. Una de las claves del asesoramiento sobre anticoncepción es garantizar que cada adolescente pueda elegir si quiere tener hijos y cuándo quiere tenerlos.

La anticoncepción en adolescentes involucra diferentes situaciones que afectan la accesibilidad y aceptabilidad de diferentes métodos anticonceptivos. Estas situaciones  pueden ser barreras que interfieran en la elección y el uso correcto de los diferentes métodos en este grupo de edad

El acceso a la información, la educación y la disponibilidad de métodos anticonceptivos están sujetos a una cuestión compleja que relaciona factores sociales, culturales, políticos y religiosos.

El asesoramiento sobre anticoncepción para adolescentes tiene como objetivo proporcionar un método anticonceptivo sin demora. La consulta de anticoncepción en la adolescencia es una consulta de urgencia.

Siempre debemos recomendar el uso del doble método. Esto significa iniciar un método anticonceptivo eficaz para la prevención del embarazo no intencional junto con el uso de preservativos para la prevención de infecciones de transmisión sexual.

La educación sexual integral y de calidad es fundamental para lograr una salud sexual y salud reproductiva plena y sin riesgos. La existencia de mitos y falsas creencias deben ser trabajadas para que no funcionen como barreras.

La consejería o asesoramiento resultan otro pilar fundamental para conocer los deseos, necesidades y condiciones de los/las adolescentes en el momento de elegir un método anticonceptivo.

Los LARCs (Métodos de larga duración) son recomendados por los expertos de nuestra región como una de las mejores opciones para todas las edades.

Abstract

One of the main public health problems around the world is teenage pregnancy, which is defined as pregnancy that occurs in girls between the ages of 13 and 19.

Consultation about contraception involves promoting a healthy, satisfying, and safe sex life, while minimizing risks. One of the keys to contraceptive counseling is ensuring that each adolescent can choose when and if she wants to have children.

Contraception in adolescents involves different situations that affect the accessibility and acceptability of different contraceptive methods. These situations can be barriers that interfere in the choice and correct use of the different methods in this age group.

Access to information, education and the availability of contraceptive methods are subject to a complex issue that relates to social, cultural, political, and religious factors.

Counseling on contraception for adolescents aims to provide contraception without delay.

The consultation for contraception in adolescence is an emergency consultation.

We should always recommend the use of the double method. This means starting an effective contraceptive method for the prevention of unintended pregnancy along with the use of condoms for the prevention of sexually transmitted infections.

Comprehensive and quality sexual education is essential to achieve full and safe sexual and reproductive health. The existence of myths and false beliefs must be worked on so that they do not function as barriers.

Counseling is another fundamental pillar to know the wishes, needs and conditions of adolescents when choosing a contraceptive method.

Larcs (Long acting reversible contraception) methods are recommended by experts of our region as one of the best options for all ages.

Palabras clave: adolescentes, anticoncepción, consejería, asesoría, buenas prácticas, barreras, criterios de elegibilidad

Introducción

Uno de los principales problemas de salud pública en todo el mundo es el embarazo en la adolescencia, el cual se define como el embarazo que ocurre en niñas de entre 13 y 19 años de edad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), siete países constituyen la mitad de todos los nacimientos de adolescentes a nivel mundial, a saber: Bangladesh, Brasil, la República Democrática del Congo, Etiopía, India, Nigeria y los Estados Unidos de América. Un estudio realizado en países en desarrollo establece que los determinantes del embarazo en la adolescencia incluyen las siguientes razones como factores causales: falta de conocimiento sobre educación sexual, utilización ineficaz de anticonceptivos modernos, obediencia cultural, dependencia socioeconómica de las mujeres con respecto a los hombres e influencia de los pares[1],[2].

A su vez, otros datos de la OMS indican que cada año dan a luz 16 millones de niñas de entre 15 y 19 años y 1 millón de niñas menores de 15 años. La mayoría de estos embarazos ocurren en países de ingresos bajos. Las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa principal de muerte entre las niñas de 15 a 19 años en todo el mundo. Al mismo tiempo, los bebés nacidos de madres adolescentes corren un riesgo significativamente mayor de morir que los nacidos de mujeres entre 20 y 24 años. A los 20 años de edad, casi el 75% de las adolescentes habrían tenido relaciones sexuales [3],[4],[5],[6],[7].

Es importante señalar que la edad de la primera relación sexual afecta el uso del método anticonceptivo. Cuanto más joven se es, mayor es la posibilidad de no utilizar un método anticonceptivo seguro y mayor es la frecuencia de infecciones de transmisión sexual y de embarazos no intencionales. Esto, sin duda, impacta negativamente en el desarrollo personal de un adolescente[8].

La consulta sobre anticoncepción brinda la oportunidad de manejar problemas que van más allá del marco de la enfermedad. La paciente adolescente, en muchos casos, no acude al médico por una enfermedad. De hecho, en general, están sanas y bien, pero necesitan tomar decisiones sobre un aspecto íntimo, delicado y complejo de su propia vida, como la sexualidad. La consulta sobre anticoncepción implica promover una vida sexual sana, satisfactoria y segura, al tiempo que se minimizan los riesgos. Además, una de las claves del asesoramiento sobre anticoncepción es garantizar que cada adolescente pueda elegir si quiere tener hijos y cuándo quiere tenerlos.

Factores que afectan el acceso a la salud sexual y a la salud reproductiva en adolescentes.

La anticoncepción en adolescentes involucra diferentes situaciones que afectan la accesibilidad y aceptabilidad de diferentes métodos anticonceptivos. Estas situaciones pueden ser barreras que interfieran en la elección y el uso correcto de los diferentes métodos en este grupo de edad. Estos factores son multidimensionales, algunos son universales como los cambios biológicos de la pubertad y otros varían según la región donde vive la persona.

La adolescencia es una etapa progresivamente prolongada, durante la cual se producen rápidos y grandes cambios que llevan al ser humano a madurar biológica, psicológica y socialmente, y potencialmente a vivir de forma independiente. Los objetivos de desarrollo de este período son el establecimiento de la identidad y el logro de la autonomía. Si bien es un proceso de alta variabilidad individual en cuanto a su inicio y fin, la progresión por etapas, la sincronía del desarrollo entre las distintas áreas, y en otros aspectos, el desarrollo psicosocial y cultural de este período suele tener características comunes y un patrón progresivo de 3 fases: adolescencia temprana, media y tardía.

Considerando las diferentes etapas por las que atraviesan los/las adolescentes, es importante asegurar la información que les brindamos de acuerdo a su momento evolutivo para que la asimilen y comprendan. De esta manera, se alcanza un riesgo menor de embarazos no intencionales.

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¿Qué tienen de especial los adolescentes? (OMS, 2017)[9]

El acceso a la información, la educación y la disponibilidad de métodos anticonceptivos están sujetos a una cuestión compleja que relaciona factores sociales, culturales, políticos y religiosos. Esto se ejemplifica claramente en el trabajo del Global CareGroupTargetingFactorsChange[10].

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Tomado y modificado de Bitzer y col. Factores que impactan en la utilización de los métodos anticonceptivos (MAC)[10]

Consejería, asesoramiento u orientación

La consejería, asesoramiento u orientación es un dispositivo de atención que implica un acompañamiento personalizado, realizado por personal capacitado, con el objetivo de brindar información de calidad, orientar a las personas en la toma de decisiones sobre su salud sexual y salud reproductiva, promoviendo la autonomía sin emitir juicios de valor.

El asesoramiento sobre anticoncepción para adolescentes tiene como objetivo proporcionar un método anticonceptivo (MAC) sin demora.

El primer paso para brindar asesoramiento sobre anticonceptivos centrado en las personas es identificar a las usuarias, para quienes este asesoramiento es apropiado. Se han propuesto varios modelos, cada uno con sus propias limitaciones y beneficios. En la práctica, se pregunta si desean evitar el embarazo. La asesoría en salud sexual y salud reproductiva forma parte de la atención integral de la salud. Muchas veces, es la única oportunidad que tienen las personas de plantear preguntas relacionadas con su sexualidad con un equipo de salud.

La información incluida en los espacios de asesoramiento se refiere a: métodos anticonceptivos; negociación del uso del condón/preservativo; sexualidad (disfrute de las relaciones, malestar, etc.); prácticas para el cuidado y prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS), incluido el VIH / SIDA; detección, asistencia y acompañamiento en situaciones de abuso y violencia sexual; y acceso efectivo a los derechos sexuales y derechos reproductivos.

La información sobre salud sexual y salud reproductiva que se brinde en el asesoramiento debe estar actualizada, validada científicamente y expresada de manera clara y adecuada. Los profesionales de la asesoría deben considerar la realidad de las personas como sujetos con derechos, quienes viven en un contexto cultural y social. En este sentido, debe guiarse por dos principios fundamentales: la perspectiva de derechos y el enfoque de género.

El asesoramiento debe realizarse en espacios amigables, cumpliendo con los siguientes requerimientos y características:

  • Equitativo: todos los/las adolescentes deben acceder al servicio de salud que necesitan.
  • Accesible: todos los/las adolescentes deben tener posibilidad de acceso.
  • Aceptable: debe cumplir con las expectativas de los/las adolescente de privacidad, no discriminación, confidencialidad y un servicio que no imponga valores morales.
  • Adecuado: debe considerar no solo la atención sexual y reproductiva, debe trabajar desde la prevención y también detectar si hubiese trastornos de salud mental, nutrición, abuso de sustancias y enfermedades crónicas.

El asesoramiento se desarrolla como un proceso. Los adolescentes a menudo necesitan más de un encuentro para poder tomar decisiones de forma independiente, comprenderlas y asimilarlas y luego llevarlas adelante a sus vidas. El proceso de orientación necesita de la construcción de un vínculo entre los/las adolescentes que consultan y el personal de salud que está brindando la asesoría. Asimismo, las sesiones de asesoramiento no deben tener la rigidez de un protocolo.

Para realizar esta tarea de asesoramiento es necesario conocer los antecedentes personales y familiares de la persona para identificar las posibles contraindicaciones. Una vez que se establece que la mujer está dispuesta a recibir asesoramiento sobre anticonceptivos, los profesionales pueden evaluar las condiciones médicas que podrían afectar la seguridad de métodos específicos.

La OMS, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y otras asociaciones médicas y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, mantienen recomendaciones basadas en evidencia para el uso de métodos anticonceptivos en el contexto de una variedad de condiciones médicas y características personales. Las afecciones médicas comunes a considerar incluyen el tabaquismo, afecciones cardiovasculares (como la hipertensión o antecedentes de trombosis venosa) y antecedentes de migraña con aura e interacciones medicamentosas.

La edad por sí sola no contraindica ningún método anticonceptivo en particular. Lo que sí puede contraindicar un método es la condición que pueda presentar una persona. Por ejemplo, una migraña con aura no permite la toma de estrógenos a ninguna edad. En este sentido, las adolescentes no tienen contraindicaciones para el uso de ningún método basándose en su edad.

Siempre debemos recomendar el uso del doble método. Esto significa iniciar un método anticonceptivo eficaz para la prevención del embarazo no intencional junto con el uso de preservativos para la prevención de infecciones de transmisión sexual. [11],[12],[13],[14]

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Herramientas necesarias para construir y realizar una asesoría/consejería

La consulta de anticoncepción en la adolescencia es una consulta de emergencia.

El asesoramiento sobre anticoncepción debe abordar el comportamiento y el desarrollo del adolescente para guiarlo/a en la selección de un método anticonceptivo apropiado, eficaz y aceptable. Después de seleccionar dicho método, se debe acompañarlo/la a lograr el uso correcto del método, la adherencia y la atención de seguimiento confiable.

Es probable que en el futuro y por medio de la tecnología, los equipos de salud interdisciplinarios lleven a cabo el asesoramiento sobre anticonceptivos para adolescentes en tiempo real y que dependa de la retroalimentación con los/las adolescentes.

Garantizar la confidencialidad es un elemento esencial del asesoramiento. De hecho, es el primer paso para establecer la confianza entre la persona y el profesional de la salud. La adolescente debe tener la oportunidad de brindar su historia personal, expresar sus dudas, miedos y obtener información de calidad. La importancia y los límites de la confidencialidad deben ser discutidos con la adolescente. Si sus padres la acompañan y quieren estar presentes durante toda la consulta, se debe priorizar la decisión del/la adolescente.

Educación sexual

La educación sexual es fundamental para empoderar e igualar a todos/as permitiendo que frente a distintas situaciones culturales, religiosas, económicas y familiares, tengan las mismas posibilidades de disfrutar la sexualidad sin ponerse en riesgo.

La educación sexual debe comenzar en la niñez y continuar progresivamente hasta la adolescencia y la edad adulta. El objetivo de la misma es apoyar y proteger el desarrollo sexual, y gradualmente equipar y empoderar a los niños, niñas y jóvenes con información, habilidades y valores positivos para comprender y disfrutar su sexualidad, tener relaciones seguras y satisfactorias y asumir la responsabilidad de su propia salud sexual y la de otras personas [15].

Los programas deben reflejar una visión holística más amplia, en la que la sexualidad misma no solo esté centrada exclusivamente en las relaciones sexuales sino en la sexualidad, entendiendo por la misma el placer, el cariño, los abrazos, el amor, etc.

Los medios de comunicación modernos, sobre todo los teléfonos móviles e internet, se han convertido en poco tiempo en importantes fuentes de información. Pero gran parte de la información sobre salud sexual y salud reproductiva disponible en estas fuentes está distorsionada, desequilibrada, es poco realista e incluso puede ser degradante.

Los temas relacionados a educación sexual además deberían incluir los cambios en el desarrollo (pubertad), fisiología del ciclo menstrual (incluidos los posibles cambios de sangrado “normal” durante la adolescencia), orientación sexual, emociones y relaciones, establecimiento de límites personales, respuesta sexual, anticoncepción eficaz, fisiología del embarazo y prevención de ITS y VIH.

Los/las adolescentes también necesitan educación sobre los métodos anticonceptivos incluidas las características del método, cómo usarlo de manera constante y correcta, las tasas de falla, los beneficios no anticonceptivos, los posibles efectos secundarios y riesgos.

El conocimiento acerca de las posibles situaciones que se les pueden presentar podría tener un impacto positivo en la aceptabilidad y la continuidad del método.

Basándose en estos estudios existentes, el Global Care Group llegó a la conclusión de que la educación de alta calidad debe ser impartida por personas  bien capacitadas de manera oportuna y apropiada para la edad. Los profesionales de la salud necesitan formación y asesoramiento sobre la forma, el contenido y el lenguaje adecuados para la transmisión de la información a los adolescentes. Es posible que esta capacitación deba extenderse más allá del equipo de salud como por ejemplo a los farmacéuticos, ya que la anticoncepción oral y la anticoncepción de emergencia están disponibles sin receta en muchos países.[10]

Educación para profesionales de la salud

Los profesionales de la salud son vistos como educadores y los poseedores del conocimiento más confiable y lamentablemente esto no siempre es así. Esto sucede tanto con la población adulta como con los /las adolescentes.

La desinformación con respecto a los métodos anticonceptivos, la incapacidad de proporcionar las habilidades y los conocimientos específicos requeridos por las/los adolescentes y la falta de comunicación efectiva, son barreras para la provisión de servicios de calidad. Las barreras limitan la capacidad de brindar atención anticonceptiva efectiva e impiden que las mujeres obtengan, comiencen y continúen con un método anticonceptivo moderno. La falta de conocimiento de los Criterios médicos de elegibilidad (MEC) puede llevar a la aplicación de restricciones inapropiadas sobre las recomendaciones de anticoncepción en adolescentes, por ejemplo, la idoneidad sobre de la anticoncepción intrauterina en mujeres nulíparas. La situación puede agravarse aún más por demoras injustificadas en el momento del inicio de la anticoncepción, es decir, por ejemplo, hasta la próxima menstruación. Los equipos de salud no solo deben ser capaces de abordar de manera proactiva los mitos y conceptos erróneos comunes sobre la idoneidad y los posibles efectos secundarios de los diferentes métodos, sino también corregir la percepción inexacta de la frecuencia con la que ocurren los mismos [10].

Mitos y barreras

La información falsa, los mitos, que se revelan como verdaderos pueden ser compartidos por muchas personas. Las percepciones erróneas de los/las adolescentes y de los profesionales de la salud son los principales obstáculos para la anticoncepción eficaz.

Las adolescentes pueden tener percepciones erróneas sobre el riesgo de quedar embarazadas (por ejemplo, si han tenido relaciones sexuales sin protección y no han quedado embarazadas, pueden creer que no son fértiles). A su vez, pueden creer erróneamente que deben someterse a un examen pélvico e inspección cervical antes de comenzar a utilizar cualquier método anticonceptivo, porque se les ha hecho creer eso.

A continuación, se analizan concepciones erradas sobre diversos métodos anticonceptivos:

Las adolescentes piensan que los métodos a corto plazo (como las píldoras anticonceptivas, los parches, los inyectables mensuales o los anillos) pueden provocar:

  • Aumento de peso, aunque no se ha establecido una relación causal[16].
  • Alteraciones en la altura final debido a que puede ocurrir un cierre temprano de la placa de crecimiento, aunque al llegar a la menarca ya han adquirido el 95% de la altura final.
  • Alteraciones vinculadas a la fertilidad futura.
  • Necesidad de tomar descansos, es decir, interrupciones del uso del método.
  • Riesgos de trombosis o accidente cerebrovascular. No reconocen que el riesgo de trombosis durante el embarazo es siempre mayor que durante el uso de anticonceptivos combinados[17].

Cuando se les pregunta a las adolescentes sobre los métodos anticonceptivos de larga duración como el dispositivo intrauterino (DIU) y el implante, responden que éstos pueden provocar:

  • Embarazo debido a la ineficacia del método para prevenir embarazos (“niños nacidos con DIU”).
  • Afección negativa a su estado de salud en el presente o en el futuro (predisposición a infecciones, cáncer, por ejemplo).

Asimismo, algunas adolescentes que comparten con otras mujeres (que pueden ser parientes o vecinas) de sus entornos sociales, consideran inaceptable la anticoncepción en adolescentes solteras. Se constituyen como barreras estructurales y económicas difíciles de modificar.  

Si se les pregunta a los profesionales de la salud sobre el uso de un DIU o implante en un adolescente, responden erróneamente que no son aptos para prescribir a determinadas edades o para pacientes que no tienen una relación estable. Continúa la desinformación entre los profesionales médicos con respecto a los riesgos de infección, embarazos ectópicos, infertilidad, pacientes elegibles para el uso del DIU. Además, muchos profesionales no comprenden el mecanismo de acción del DIU, carecen de capacitación y temen los litigios[18].

En los entornos donde estos servicios están disponibles, comúnmente se observa la falta de disponibilidad de suministros anticonceptivos, un servicio hostil y de mala calidad, un acceso limitado a las opciones anticonceptivas y barreras basadas en el género.

Las barreras religiosas también contribuyen significativamente a esta tendencia, ya que el sexo extramatrimonial se considera pecaminoso en algunos entornos y también existe la idea errónea de que los DIU son dispositivos "abortivos" que impiden que un óvulo fertilizado se adhiera.[19],[20],[21],[22],[23]

Por su parte, los implantes, debido a la cantidad de varillas, presentaron un desafío tanto en la colocación como en la extracción. Actualmente, se componen de una o dos varillas, con lo cual se ha simplificado su uso.

Es fundamental que los profesionales de la salud dejen en claro desde el inicio que se respetará la privacidad de la adolescente, que no se realizarán estudios innecesarios sin validación ni evidencia científica.

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[24]

Tomado y modificado de Bahamondes L. y col. El uso de LARC en América Latina y el Caribe: panorama actual y recomendaciones.

El costo constituye una barrera muy importante. Si los métodos anticonceptivos no son incluidos en el sistema de salud pública o si su acceso depende de las compañías de seguro médico de los padres, el miedo de que esta información se devele en sus familias puede producir un rechazo a la consulta por parte de los/las adolescentes.

El consentimiento parental depende de la regulación de cada país o comunidad local. Los profesionales de la salud deben conocer dichas regulaciones y estar alertas de que éstas pueden constituirse como el obstáculo principal para el acceso a la anticoncepción de los adolescentes.  

Planteamos entonces la necesidad de trabajar con MAC de larga duración (LARCs) como el DIU de cobre y el DIU con levonorgestrel (DIU Ing) y el implante subcutáneo.

Winner y col al estudiar la eficacia de los LARCs observaron que el porcentaje de embarazos no planificados fue 22 veces mayor en las pacientes que utilizaban MAC de corta duración (SARCs) comparados con los LARCs e incluso, dentro del grupo de menores de 21 años que usaban SARCs, se duplicó ese porcentaje[25].

Son métodos como se mencionó con anterioridad con una alta eficacia anticonceptiva debido a que no dependen del comportamiento de la usuaria, acercando el uso típico (como lo utiliza habitualmente la usuaria) al uso perfecto (como debería utilizarse el método) lo que prácticamente homologa la tasa de falla (inferior al 1%)[26].

Pero lo que los hace aún más relevante a los métodos de larga duración es la tasa de continuidad a través del tiempo, siendo superior al 80% en comparación con los métodos de corta duración (SARC) que presentan una tasa menor al 60% [27] aumentando al mismo tiempo la eficacia del método. Esto lo podemos observar en el libro de “Recomendaciones sobre prácticas seleccionadas para el uso de anticonceptivos de la OMS, 2018”[28]. En la última columna del gráfico, donde se marca el porcentaje de las mujeres que al cabo de un año continúan utilizando el mismo MAC, se observa que la continuidad del DIU Cu, DIU Lng e implante es la más alta comparada con los métodos de corta duración.

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Continuidad al año del uso de los LARC[28]

La discontinuación de los LARC implica necesariamente el acercamiento a un centro de salud lo cual ofrece la oportunidad de realizar una nueva consejería que refuerce los beneficios de este tipo de métodos disminuyendo la tasa de abandono de los mismos.

A pesar de todos los beneficios enumerados y, como se mencionó previamente, la tasa de utilización en adolescentes es aún baja. En Argentina, por ejemplo, la tasa de uso de DIU es del 9.2%. Podemos destacar la permanencia del uso del implante en adolescentes y jóvenes como se observa en el trabajo realizado por la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud de la Nación Argentina donde el porcentaje de continuidad del implante al año de uso fue de 88.1%. [29]

Conclusión

El objetivo central en la atención de la salud sexual y la salud reproductiva a nivel mundial de los y las adolescentes es empoderarles para permitir que tengan una vida sexual lo más segura y placentera posible. No debe haber restricciones por parte de los gobiernos, los sistemas de salud o los grupos religiosos que limiten la provisión de consejería o asesoría completa y confidencial en salud sexual, entendiendo como salud sexual el ejercer la sexualidad en forma plena y placentera, anticoncepción para la prevención de los embarazos no intencionales y la prevención de las infecciones de transmisión sexual.

Algunas regiones han priorizado los métodos LARC para mujeres adolescentes, por ejemplo, en nuestra región luego de una reunión de expertos se hizo la recomendación del uso de LARCS y se sugirió que los gobiernos hicieran esfuerzos en este sentido (Bahamondes y col. 2018) sin embargo, la aceptabilidad, disponibilidad y asequibilidad siguen siendo inconsistentes. Por lo tanto, son importantes las habilidades de las y los trabajadores de la salud en el asesoramiento y la provisión de todos los métodos anticonceptivos modernos, adaptados a las necesidades biológicas y psicosociales de un adolescente. Es necesario educar tanto a los profesionales sanitarios como a los/las adolescentes para abordar los déficits de conocimientos, los mitos y conceptos erróneos, y las barreras de acceso a fin de mejorar la provisión de asesoramiento y de anticonceptivos eficaces. Se debe garantizar la confidencialidad, el acceso y la autonomía en las decisiones sobre anticoncepción.

La primera experiencia de asesoría debe ser positiva. Deben emplearse diferentes herramientas, incluido el uso de tecnología moderna, para fomentar un mayor cumplimiento cuando los/las adolescentes eligen métodos anticonceptivos dependientes de la persona.

Debemos utilizar nuestros conocimientos prácticos y nuestra experiencia para abordar las variaciones económicas y socioculturales en la accesibilidad, disponibilidad y aceptabilidad de las diferentes opciones.

Sigue existiendo una gran brecha de información en la que las sociedades científicas profesionales, los programas de formación y la creación de redes internacionales pueden resultar útiles. Las áreas a explorar deben abordar las barreras para el uso correcto y consistente de los métodos anticonceptivos modernos y resaltar los beneficios no anticonceptivos de algunos de estos métodos para impulsar su uso.

La población mundial tiene ahora el mayor número de adolescentes de la historia.

La inversión en atención adolescente es una inversión que redundará en beneficios no solo para ellos/ellas sino para las futuras generaciones.

Como miembros de organizaciones académicas, sociedades científicas debemos actuar como divulgadores de las mejores prácticas basadas en la evidencia en la prestación de servicios anticonceptivos a los/las adolescentes y garantizar que la educación sea efectiva y de calidad para que pueda ayudar a superar las barreras para una atención adecuada y eficaz.

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