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Volumen 13, Nº1 (2017)

Editorial

CiarmatoriCiarmatori Silvia
Sección Planificación Familiar, Servicio de Ginecología
del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Presidente de AMAdA

¿Es adecuada y suficiente la formación que reciben nuestros profesionales en Salud Sexual y Reproductiva?

Recientemente he tenido la oportunidad de conversar y debatir con algunos colegas de América Latina sobre el “sub uso” de los métodos anticonceptivos de larga utilización, especialmente del DIU. Los “LARCs”, como los denominamos actualmente, se han convertido en la primera opción anticonceptiva para la mayoría de las mujeres, a la luz de la evidencia de diferentes estudios que evaluaron el tema. De estos estudios, el más importante, es sin duda, el CHOICE Project. Este estudio se realizó en Saint Louis, Missouri, con el objetivo de disminuir los embarazos no buscados removiendo los costos de los métodos anticonceptivos y las barreras de acceso a dichos métodos y ofreciendo educación. Se trató de un estudio de cohorte prospectivo que ofreció anticoncepción reversible sin costo y asesoramiento a casi 10.000 mujeres de 14 a 45 años, durante un periodo de 4 años.

El diseño del estudio permitió identificar cuáles son las preferencias de las mujeres en materia de anticoncepción, cuál es el grado de satisfacción que manifiestan y la adherencia a los diferentes métodos cuando el sistema de salud ofrece gratuidad y adecuada consejería. Y fundamentalmente, cuál es el impacto de estas variables en la tasa de los embarazos no buscados. Los resultados permitieron objetivar algo que los que trabajamos en anticoncepción ya intuíamos: que las mujeres, con una adecuada consejería, prefieren los LARCs (tres cuartas partes de las mujeres eligieron SIU, DIU o implante subdérmico) y que la tasa de continuidad de uso a 12 y 24 meses es mucho mayor con estos métodos que con los métodos de corta duración. Esto se tradujo en una tasa de efectividad 20 veces mayor para los LARCs en relación a los métodos de corta duración. El impacto final fue nada más y nada menos que una importante reducción de segunda interrupción voluntaria del embarazo, y una disminución significativa de embarazos, nacimientos y abortos en población adolescentes, en comparación con las tasas registradas en el resto del país, entre las mujeres que optaron por LARCs.

Como decía previamente, estas conclusiones ya las conocíamos; lo que el CHOICE nos permitió es dar un respaldo bibliográfico contundente a esta realidad.

Aunque no es posible generalizar, sí es cierto que en muchos países latinoamericanos los distintos métodos se ofrecen en forma gratuita. A pesar de ello, el uso de los LARCs, y en especial del DIU, es muy bajo, con lo cual no podemos lograr aún un impacto en la tasa de embarazo no buscado; especialmente en la tasa de embarazo adolescente. Si contamos con gratuidad de los métodos, ¿por qué la tasa de utilización es muy inferior a la deseada? En el análisis de la situación con los colegas latinoamericanos, encontramos algunas coincidencias:

  • Que muchos médicos no ofrecen el DIU, especialmente a las mujeres nulíparas y/o adolescentes basándose en una serie de preconceptos erróneos 
    “que las mujeres nulíparas y/o adolescentes presentan mayor riesgo de infección y subsecuente esterilidad…”,
    “que tienen mayor riesgo de expulsión o perforación uterina…”
    “que la inserción de un DIU es muy dolorosa…”
  • Que muchos médicos consideran más sencillo y les insume menos tiempo indicar una caja de pastilla que colocar un DIU; por tal motivo, directamente no lo ofrecen…
  • Que muchos médicos no asesoran sobre el uso de DIU porque no han adquirido la competencia de su colocación

Y en este último punto me quiero detener. La formación en anticoncepción en particular, y en salud sexual y reproductiva en general, tanto en la carrera de medicina, como en muchas de las residencias de tocoginecología es bastante pobre y limitada. Durante la carrera de pregrado, la formación se limita a una hora de clase, durante la cursada de ginecología. En muchos hospitales, en especial en aquellos de mayor complejidad, el foco de la formación del residente de tocoginecología está puesto en el diagnóstico de enfermedades infrecuentes, que requieren de métodos de diagnóstico de última generación, el uso de técnicas quirúrgicas utilizando tecnología de avanzada que solo está disponible en centros de ultra especialización o en la medicina fetal que solo puede aplicarse en determinados centros de referencia. Está perfecto que la formación del tocoginecólogo abarque todos estos contenidos y tenga este enfoque, siempre y cuando no se pierda de vista el concepto de que el tocoginecólogo es el médico de atención primaria de la mujer y que en su formación es indispensable incorporar contenidos (probablemente) más básicos para su práctica cotidiana: entre ellos, responder a la demanda del asesoramiento en anticoncepción y de otras cuestiones que hacen a la Salud Sexual y Reproductiva.

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