VEMA: Una revisión bibliográfica descriptiva
Aborto médico antes de la visualización ecográfica del embarazo
Autores: Lemos, Maria Emilia*; Arribas, Lía.
Servicio de Ginecología, Hospital B. Rivadavia, CABA.
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Resumen
Esta revisión bibliográfica descriptiva analiza el VEMA (Very Early Medical Abortion), definido como el aborto médico realizado antes de la visualización del embarazo intrauterino mediante ecografía. La creciente solicitud de este procedimiento se debe al acceso temprano a pruebas de embarazo sensibles y a servicios de salud reproductiva. El objetivo de este trabajo fue revisar la evidencia disponible sobre la eficacia y seguridad del VEMA.
Se realizó una búsqueda exhaustiva de literatura en bases de datos electrónicas, seleccionando estudios relevantes de los últimos veinte años. Los estudios revisados utilizaron regímenes de tratamiento generalmente consistentes con las recomendaciones internacionales para el aborto médico temprano, con variaciones en dosis y vías de administración.
La eficacia del VEMA reportada en los estudios fue generalmente alta, aunque existieron variaciones en las definiciones de "muy temprano" y los criterios de éxito y complicaciones del tratamiento. Un ensayo clínico aleatorizado de no inferioridad no mostró diferencias significativas en la eficacia entre el inicio temprano y el diferido. Las complicaciones asociadas al VEMA fueron poco frecuentes en la mayoría de los estudios, siendo las más comunes el embarazo en curso y el aborto incompleto. La prevalencia de embarazo ectópico fue baja y no significativamente diferente entre grupos VEMA y de inicio diferido en estudios comparativos.
En conclusión, el VEMA se presenta como una opción prometedora con altas tasas de éxito y pocas complicaciones para mujeres que buscan interrumpir embarazos en etapas muy tempranas. No obstante, la heterogeneidad en las definiciones de términos clave como "muy temprano", "eficacia" y "complicaciones" justifica la necesidad de investigación adicional, especialmente ensayos controlados aleatorizados en diversos contextos, y la unificación de la terminología para facilitar la aplicación extendida del VEMA en la práctica clínica.
Palabras Clave
VEMA, Very early medical abortion, embarazo de ubicación desconocida, aborto muy temprano, IVE, aborto médico.
Introducción
El término “VEMA” (Very Early Medical Abortion, por sus siglas en inglés) se ha utilizado para describir el aborto médico que se practica antes de que se visualice el embarazo intrauterino (EIU) en una ecografía.
El primer signo definitivo de un EIU en una ecografía es la presencia de un saco gestacional, seguido de la visualización del saco vitelino. Antes de ese momento, la determinación positiva de gonadotropina coriónica humana (β-hCG) sin imágenes ecográficas o con engrosamiento del endometrio como único hallazgo se denomina embarazo de ubicación desconocida (EUD).
Si bien esta práctica está ampliamente descripta desde el año 2001 (1), la solicitud de iniciar un aborto médico de manera temprana se ha presentado de manera cada vez más frecuente en la práctica ginecológica debido al acceso rápido y de bajo costo a tests de embarazo de alta sensibilidad, y a la mejora del acceso de las usuarias a servicios de salud sexual y reproductiva.
Esta revisión aborda la eficacia, seguridad y métodos de evaluación del éxito del VEMA, considerando sus posibles implicancias para la práctica clínica.
Objetivo
Este trabajo tiene como objetivo exponer las características del aborto médico muy temprano (VEMA) y hacer una revisión descriptiva de la evidencia emergente del uso de este, su eficacia y seguridad.
Método de búsqueda
Se realizó una búsqueda comprensiva de la literatura, utilizando las bases de datos electrónicas de MEDLINE (a través de PubMed) y Google Scholar, a través de estrategias de búsqueda booleana: “abortion” AND “before ultrasound”; “VEMA” OR “very early medical abortion; “Termination” AND “pregnancy” AND (“before ultrasound” OR “pregnancy of unknown location” OR “PUL”).
Método de selección
Se seleccionaron aquellos artículos relevantes a la temática tratada, incluyendo un ensayo clínico, una revisión sistemática y metaanálisis; y estudios observacionales prospectivos o de cohortes, de los últimos veinte años. Fueron excluidos los resultados correspondientes a artículos de opinión.
Diseño de los estudios seleccionados
Se incluyen dos revisiones bibliográficas (una sistemática con meta-análisis (2) y otra narrativa (3)), un ensayo clínico aleatorizado (4), y estudios observacionales: 6 retrospectivos y uno prospectivo.
La tabla 1 proporciona una visión general de la evidencia disponible sobre la eficacia y seguridad del VEMA, comparando dichos estudios, excluyendo las revisiones sistemáticas.
Artículo |
Metodología |
n |
Efectividad |
Complicaciones |
Brandell (2024) |
Ensayo clínico aleatorizado multicéntrico |
1504 (754 VEMA – 750 diferido) |
95.2% (VEMA) vs 95.3% (diferido) |
1.6% VEMA vs 0.7% diferido (sin significancia estadística) |
Bizjak (2017) |
Estudio de cohortes retrospectivo multicéntrico |
2643 (1176 VEMA - 1502 diferido) |
98.2% (VEMA) vs 97.1% (diferido) |
1.4% VEMA - 2.5% diferido |
Qian Ru Tai (2023) |
Estudio de cohortes retrospectivo |
181 (77 VEMA – 104 diferido) |
93.3% (VEMA) vs 97.6% (diferido) |
Ectópico 2.6% VEMA vs 5.8% diferido: No significativo |
Goldberg (2022) |
Estudio de cohortes retrospectivo |
452 (55 VEMA, 394 diferido) |
85.4% (VEMA) vs 96.7% (diferido) |
0% complicaciones severas VEMA vs. 2.4% diferido |
Heller (2015) |
Estudio de cohortes retrospectivo |
449 (55 VEMA, 394 diferido) |
99.8% (VEMA) |
Sin complicaciones graves reportadas |
Wheate (2025) |
Estudio observacional prospectivo |
63 (VEMA) |
92% |
Sin complicaciones graves reportadas |
Borchert (2022) |
Estudio de cohortes retrospectivo |
501 (244 VEMA, 109 AMEU inmediato, 148 diferido) |
85.2% (medicación) vs 97.6% (aspiración) |
37.8% de no adherencia en el grupo diferido. Sin complicaciones graves reportadas. |
Apperloo (2021) |
Estudio retrospectivo |
69 (VEMA) |
92% |
4% embarazo ectópico no complicado. |
Tabla 1. Evidencia disponible sobre la eficacia y seguridad del VEMA
Es fundamental interpretar los resultados con cautela debido a las limitaciones metodológicas de algunos de los mismos. Los ensayos clínicos aleatorizados, como el de Brandell et al (2024)(4), proporcionan una evidencia más sólida sobre la eficacia y seguridad del VEMA.
Los estudios observacionales limitan la fuerza de las conclusiones debido a su riesgo de sesgo.
Además, algunos de los estudios, como el de Apperloo (5) y el de Wheate (6) fueron realizados sin grupo control.
El tamaño de la muestra varía considerablemente entre los estudios, desde 63 participantes en el estudio de Weathe et al (6). hasta más de 2000 en el estudio de Bizjak et al (7). Los tamaños muestrales menores aumentan el riesgo de sesgo. Las diferencias en el tamaño muestral (excluyendo las revisiones sistemáticas) se encuentran representadas en la Figura 1.
Figura 1
Tratamiento utilizado
Los estudios incluidos en esta revisión utilizaron esquemas de tratamiento en general consistentes con las recomendaciones internacionales para el aborto médico en etapas tempranas, pero con algunas variaciones en las dosis, la vía de administración y el contexto de la atención. La mayoría de los estudios utilizaron un régimen estándar de 200 mg de mifepristona por vía oral, seguidos de 800 µg de misoprostol entre 24 y 48 horas después, por vía vaginal, sublingual o bucal. Algunos estudios, como los de Wheate (6) y Brandell (2024) (4), indicaron una dosis adicional de misoprostol (400 µg) si no se producía sangrado en un plazo determinado. El estudio de Bizjak (7) utilizó mifepristona 200 mg y misoprostol 800 µg vaginal en Suecia y mifepristona 600 mg y misoprostol 400 µg oral en Austria. Las revisiones sistemáticas de Schmidt-Hansen(2) y Brandell (2023)(3) reportaron una variedad de esquemas similar a la referida en este trabajo.
Evaluación de eficacia y éxito del tratamiento
Es importante notar que algunos estudios utilizan diferentes definiciones de "muy temprano", en algunos casos incluyendo abortos antes de la visualización del saco vitelino, pero con saco gestacional visible (como el de Bizjak (7)y el de Heller (8)), y en otros, antes de la visualización del saco gestacional (Brandell et al(4), Goldberg et al (9)).
Otra arista de complejidad se presenta al considerar que las definiciones de “éxito del tratamiento” también varían entre las distintas publicaciones
Algunos de los criterios utilizados para considerar “éxito del tratamiento” fueron:
- Aborto completo sin necesidad de intervención quirúrgica
- Valor de β-hCG en sangre luego de una semana del tratamiento con disminución >50% u 80% respecto al basal
- Negativización de β-hCG urinaria a las 2-4 semanas del tratamiento.
- Criterios clínico-semiológicos de aborto completo.
Estas diferencias se explican por el diseño de estos, la tecnología disponible para el seguimiento y los criterios estandarizados de aborto completo en cada institución.
En la Tabla 2 se resumen los criterios utilizados por cada estudio para definir el éxito del tratamiento.
Estudio |
Criterio de éxito del tratamiento VEMA |
Bizjak (2017) |
Aborto completo sin necesidad de reintervención; ausencia de signos y síntomas de embarazo en el seguimiento; caída de β-hCG ≥50% a los 7 días o test de embarazo en orina negativo a las 2–4 semanas |
Qian Ru Tai (2023) |
Caída de β-hCG ≥80% a los 7 días del tratamiento o ausencia de signos de embarazo en el seguimiento. |
Goldberg (2022) |
Aborto completo sin necesidad de reintervención; ausencia de signos de embarazo en el seguimiento. |
Heller (2015) |
Aborto completo sin necesidad de reintervención. |
Brandell (2024) |
Caída de β-hCG ≥80% a los 7 días o ausencia de signos de embarazo en el seguimiento a los 30 días. |
Wheate (2025) |
Caída de β-hCG ≥80% a los 7 días o test de embarazo en orina negativo a las 2–4 semanas |
Borchert (2022) |
Aborto completo sin necesidad de reintervención. |
Apperloo (2021) |
Caída de β-hCG ≥60% a los 4-8 días o test de embarazo en orina negativo a las 4 semanas |
Tabla 2
A pesar de estas diferencias, los estudios revisados reportaron tasas de efectividad del tratamiento generalmente altas, aunque con cierta variabilidad. En los estudios observacionales retrospectivos, como los de Bizjak (7) y Heller (8), se reportaron tasas de efectividad superiores al 98% y 99% respectivamente. Estudios como el de Qian Ru Tai (10) mostraron valores similares (93.3% en grupo VEMA y 97.6% en seguimiento diferido), mientras que Wheate (6) reportó una tasa del 92% en abortos realizados antes del atraso menstrual. En los estudios que compararon grupos de inicio inmediato vs. inicio diferido, como Goldberg y Borchert, se observó una ligera disminución en la efectividad en los grupos de inicio inmediato en comparación con los de tratamiento diferido: 85.4% vs. 96.7% en el estudio de Goldberg(9), y 85.2% vs. 97.6% en Borchert, (11) pero en un análisis más detallado, en la cohorte de inicio diferido de Borchert, compuesto por 148 pacientes, solo 17 recibieron efectivamente el tratamiento, ya que 65 embarazos se detuvieron de manera espontánea y el resto de las pacientes (37.8%) no tuvieron adherencia a las siguientes consultas; además, el 85.2% de eficacia del VEMA reportada en el estudio demostró alcanzar un 100% luego de un segundo ciclo de tratamiento.
Por otro lado, en el ensayo clínico de Brandell (2024)(4), se encontraron tasas muy similares entre los dos grupos (95.2% en inicio temprano vs. 95.3% en grupo diferido), demostrando la no inferioridad del abordaje precoz.
En conjunto, estos hallazgos demuestran la eficacia del aborto médico incluso en etapas muy tempranas del embarazo. Las tasas de éxito, excluyendo a las incluidas en revisiones sistemáticas se encuentran representadas en la Figura 2.
Figura 2
Otra diferencia clave entre los estudios es el grado de estructura en el seguimiento de las pacientes. Estudios como los de Brandell (4) y Bizjak (7) implementaron protocolos sistemáticos de medición de β-hCG y control a días específicos, lo cual permite una valoración objetiva y estandarizada del éxito del tratamiento. En cambio, estudios como los de Goldberg(9) o Borchert (11) también consideraron el seguimiento clínico (por ejemplo, ausencia de signos de embarazo en visitas posteriores) como un criterio válido para determinar el desenlace.
Seguridad
Como ya se ha mencionado, los estudios muestran variaciones en el seguimiento posterior a la administración del tratamiento, lo que puede influir en la detección de complicaciones.
Otra complejidad en la revisión de estos artículos se presenta ya que al igual que en las otras variables analizadas, los eventos considerados como “complicaciones” son diferentes para distintos autores, como se demuestra en la Tabla 3:
Estudio |
Eventos considerados como complicaciones |
Bizjak (2017) |
Aborto incompleto, continuidad del embarazo, necesidad de dosis adicional de misoprostol o aspiración uterina. |
Qian Ru Tai (2023) |
Aborto incompleto, continuidad del embarazo, embarazo ectópico. |
Goldberg (2022) |
Aborto incompleto, continuidad del embarazo, embarazo ectópico, concurrencia a urgencias, intervención quirúrgica, mala adherencia al seguimiento. |
Heller (2015) |
Aborto incompleto, continuidad del embarazo, necesidad de dosis adicional de misoprostol o aspiración uterina. |
Brandell (2024) |
Aborto incompleto con hospitalización, embarazo ectópico. |
Wheate (2025) |
Aborto incompleto que requiera intervención quirúrgica, embarazo en curso, embarazo ectópico, infección, hemorragia severa. |
Borchert (2022) |
Hospitalización, hemorragia que requiera transfusión, infecciones, muerte. |
Apperloo (2021) |
Hospitalización, hemorragia, aborto incompleto, embarazo ectópico |
Tabla 3
Las complicaciones asociadas al aborto médico en etapas muy tempranas fueron, en general, poco frecuentes en los estudios revisados. Las más comúnmente reportadas incluyeron embarazo en curso, aborto incompleto y, en menor medida, embarazo ectópico. En los estudios retrospectivos de mayor tamaño, como los de Bizjak(7) y Heller (8), la incidencia de complicaciones fue muy baja y no se observaron eventos graves. Wheate (6) también reportó ausencia de complicaciones graves, con solo un caso de aborto incompleto (1%).
El estudio con mayor número de complicaciones reportadas fue el de Goldberg (9) llegando a casi un 15%; sin embargo, la definición de complicaciones incluía la falla en el primer ciclo de tratamiento o la falta de adherencia de las pacientes a los controles posteriores, explicándose así esta cifra, ya que no se reportó ningún caso de complicación severa, como hospitalización o necesidad de intervención quirúrgica, que sí fueron contempladas por otros estudios, como el de Brandell(4), Borchetr (11), o Wheate (6). Por su parte, Brandell (2024)(4), mediante un diseño controlado, reportó eventos serios en 1.6% del grupo de inicio temprano y 0.7% en el grupo diferido, sin significancia estadística, en consonancia con la revisión de Schmidt- Hansen(2).
La complicación más mencionada es el posible error diagnóstico de embarazo ectópico entre mujeres que se sometieron a VEMA, pero la evidencia es sólida: la prevalencia es baja. Aún en los casos en los que se diagnosticó un embarazo ectópico luego de la administración del tratamiento, se han reportado muy pocos casos de ruptura de embarazo ectópico. En los estudios que compararon grupos VEMA y grupos de inicio diferido (4,10,11) no se encontraron diferencias estadísticamente significativas para embarazo ectópico entre ambos grupos. Apperloo encontró un 4% de embarazo ectópico, sin ruptura del mismo (5). Qian Ru Tai encontró tasas de embarazo ectópico de 2.6% en el grupo VEMA y 5.8% en el grupo diferido (10).Cabe destacar que en los estudios retrospectivos, las pacientes con factores de riesgo conocidos para embarazo ectópico fueron generalmente derivadas a otro equipo tratante para realizar un seguimiento personalizado (2,5,11), por lo cual fueron excluidas de los resultados finales. Las tasas de complicaciones reportadas en cada estudio (excluyendo las revisiones sistemáticas) están resumidas en la figura 3.
Figura 3
Conclusiones
Los estudios revisados ofrecen evidencia sólida de que el VEMA se presenta como una opción prometedora para mujeres que buscan un aborto en etapas muy tempranas del embarazo. A pesar de las diferencias en diseño metodológico, tamaño muestral y protocolos de seguimiento, la mayoría de los estudios reportaron tasas de éxito elevadas y complicaciones poco frecuentes. Se necesita más investigación para establecer directrices claras y optimizar su aplicación en la práctica clínica.
Es crucial el asesoramiento adecuado a las mujeres sobre los riesgos y beneficios del VEMA, incluyendo la posibilidad de un embarazo ectópico no detectado, y su comparación en eficacia y seguridad con la práctica tradicional.
Aquellos centros en los que se practique VEMA requieren protocolos claros para el seguimiento de las pacientes y la gestión de posibles complicaciones.
La estrategia del VEMA adquiere fundamental importancia en aquellas regiones donde las restricciones al acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, ya sea legales, logísticas, sociales o económicas, dificulten o limiten la posibilidad de esperar la confirmación ecográfica por el riesgo de pérdida de oportunidad para tratar. El acceso al VEMA por telemedicina sería una opción posible y eventualmente segura.
El fortalecimiento de la evidencia sobre el VEMA permitirá avanzar hacia un modelo de atención más accesible, centrado en la seguridad de las pacientes, sin detrimento de su autonomía sexual y reproductiva.
Áreas para Futura Investigación:
Se necesitan más ensayos controlados aleatorizados para comparar directamente la eficacia y seguridad del VEMA con el aborto médico tradicional. Además, es preciso replicar estos ensayos en diferentes contextos sociodemográficos, ya que ninguno de los estudios analizados fue realizado en países en vías de desarrollo, donde en muchas ocasiones, la oportunidad de tratar adquiere un peso mayor, y algunas estrategias, como la cuantificación bioquímica de β-hCG son de acceso más restringido que la evaluación ecográfica, que es menos costosa y está más ampliamente distribuida.
Se deben investigar métodos alternativos para evaluar el éxito del tratamiento, como las pruebas de β-hCG en el lugar de atención o las pruebas de β-hCG en orina para facilitar el seguimiento.
También es fundamental la capacitación de los profesionales, en función de reducir preocupaciones respecto al riesgo de no diagnóstico de embarazo ectópico, a la luz de la evidencia que sugiere que, en mujeres sin factores de riesgo, la práctica de VEMA es segura.
Además, es importante evaluar el menor impacto psicológico en las mujeres que se someten al VEMA, en comparación con la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) tradicional. Otras áreas a estudiar, que fueron profundizadas en algunos de los estudios de manera variable son: la adherencia a las subsiguientes consultas en pacientes que opten por el inicio diferido, la adherencia al seguimiento post aborto de manera comparativa entre las pacientes que optan por VEMA e inicio diferido, la diferencia en la percepción del dolor, días de sangrado, costos para el sistema de salud, y días de ausentismo laboral tanto para las consultas como por la sintomatología del procedimiento en sí mismo.
Para lograr una amplia difusión y utilización de esta estrategia, es fundamental la discusión de la terminología para unificar criterios respecto a: Embarazo “muy temprano”, “eficacia del tratamiento” con o sin reintervención y “complicaciones”, ya que la discrepancia en las definiciones dificulta la comparación y el análisis de los estudios realizados por diferentes grupos; representando esto una barrera para lograr una comprensión integral del VEMA que permita su aplicación de manera extendida.
Bibliografía
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